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Covadonga histórica, espiritual y natural

2 de diciembre de 2020

Covadonga histórica, espiritual y natural

Seguimos con nuestra ruta por el norte. Ya os conté todo lo que hicimos durante nuestro primer día en Asturias, concretamente en Ribadesella. Y cómo el segundo día lo destinamos a hacer un tour en Jeep que acababa con senderismo por la Ruta del Cares. La experiencia de esta ruta guiada, unida al “momento crisis” que vivimos, os lo cuento en este artículo.

Hoy quiero hablaros de nuestra visita a Covadonga durante nuestro tercer día de vacaciones. Cuando me he puesto a organizar lo que os quería contar, me ha sorprendido a mi misma todos los sitios bonitos que visitamos ese día y la gran cantidad de kilómetros que sumamos. Lo que empezó en Covadonga continuó por Celorio, y pasamos por San Vicente de la Barquera para acabar cenando en Villaviciosa. Todos los destinos son muy recomendables, pero me centraré en nuestra visita a Covadonga.

Covadonga histórica, espiritual y natural

Los asturianos diferencian tres ‘Covadongas’: la histórica, la espiritual y la natural. Covadonga es una parroquia situada en Cangas de Onís y forma parte del parque nacional de los Picos de Europa. Es un territorio lleno de belleza natural, por lo que no debe extrañarnos que fuera el primer espacio natural protegido de España y de los primeros de Europa. El honor de este nombramiento se lo debe a Pedro Pidal, que era asturiano y entregado a la Virgen, y que quería para España lo que ya se estilaba en Norteamérica: una ley que protegiera el patrimonio natural y que procurase su protección. Nuestra visita a la parroquia, compuesta por la Santa Cueva, la Basílica y el Santuario de Covadonga, empieza bajo una fina lluvia. Normalmente, el hecho de que te llueva en un viaje puede cabrearte. En este viaje la lluvia y las nubes no hicieron otra cosa que reforzar la belleza del paisaje. Y como una imagen vale más que mil palabras, os dejo con esta perspectiva del camino hacia la Basílica de Covadonga, ¿no parece una imagen sacada de un cuento?

Basílica de Covadonga ©Fotografía propia
Basílica de Covadonga ©Fotografía propia

La Basílica se construye entre 1877-1901 para sustituir un antiguo edificio de madera que se quemó totalmente. La decisión final de su construcción se debe a Alfonso XII y aunque el diseño es de Roberto Frassinelli, la obra es de Federico Aparici, ya que Frassinelli no era arquitecto. Este monumental edificio, construido enteramente con piedra caliza rosa, resulta un símbolo para todos los peregrinos que visitan el lugar. Como curiosidad, os cuento que a los lados del altar se conservan dos lienzos: uno de Carducho y otro de Madrazo. La lástima es el estado de conservación, ambos están sucios y llenos de polvo, por lo que apenas se aprecia lo que se representó en ellos.

Cuadros del altar de la Basílica ©Fotografía propia
Cuadros del altar de la Basílica ©Fotografía propia

Pero, sin duda, el gran atractivo de este mágico lugar es la gruta de la Santa Cueva. En esta cueva natural se conserva actualmente la imagen de la Santina, que es como se conoce popularmente a la Virgen de Covadonga. Desde su origen, en este espacio se guardaban artículos de gran valor, como alhajas, joyas y otros elementos de orfebrería. Además, se encontraba una talla de madera que representaba a la Virgen de Covadonga. Lamentablemente, en 1777 hubo un incendio que arrasó con todo. Debido a la posición natural de la cueva, fue imposible acceder para apagar el incendio o rescatar nada, así que los restos fueron sacados del río a la mañana siguiente.

Entrada a la Santa Cueva ©Fotografía propia
Entrada a la Santa Cueva ©Fotografía propia

Posteriormente se elabora otra imagen de la Virgen, que desaparece durante la Guerra Civil. En 1939, alguien la encuentra en el trastero de la Embajada española en París, y se decide devolverla al Santuario. El retorno fue muy celebrado y desde entonces se conserva en la Cueva. La figura data de finales del S. XVI y representa a la Virgen con el niño en brazos, que gira el rostro para observarla. Está coronada con una corona de plata y pedrería y lleva una flor que simboliza la fertilidad y la pureza. La Santina se alza sobre una peana de madera en la que hay representados tres ángeles.

La Santina en la Santa Cueva ©Fotografía propia
La Santina en la Santa Cueva ©Fotografía propia

Además del altar, en la Cueva hay una pequeña capilla. El primer templo del que se tiene constancia era una pequeña construcción de madera, en la que se conservaba la imagen, que se colocó sobre una viguería volada: es decir, el templo parecía flotar en el aire. Debido a su curiosa ubicación, se decía que era un milagro y que había sido construido por los ángeles. Pero, como os he dicho anteriormente, este templo se quemó en 1777 y se planteó una nueva construcción en forma de templo neoclásico, que constaría de dos plantas y se instalaría enfrente de la Cueva. El proyecto no convenció y, tras años con las obras paradas, una vez más Roberto Frassinelli es llamado para que realice una remodelación del espacio. Así es como en 1875 el espacio queda configurado de la siguiente manera: Frassinelli ubica un camarín de madera (una pequeña capilla) sobre la que coloca la talla de la Virgen y deja el resto del espacio totalmente diáfano. Lamentablemente, la Guerra Civil provocará daños y pérdidas en el espacio, ya que desmantelaron y se llevaron objetos de valor. La pequeña sacristía que vemos hoy es obra de Luis Menéndez Pidal, encargado de devolverle al espacio su belleza y de crear el templo natural que actualmente disfrutamos.

Santa Cueva ©Fotografía propia
Santa Cueva ©Fotografía propia

Una vez vista la gruta internamente, decidimos bajar unas escaleras para verla desde abajo. Cambiamos el silencio de la cueva por el sonido que hacía la cascada o “chorrón”, que choca en el estanque, al que llaman “el pozón”. Como ocurre en muchos estanques y fuentes, este espacio se ha convertido en un punto de donaciones en forma de moneda, y los turistas piden el tradicional deseo. Además de esta fotografía, hice un vídeo porque quedé muy impresionada de la belleza del agua cayendo y el sonido que nos envolvía. Cuando volvimos al hotel le enseñé el vídeo a Pedro (el señor de la casa rural) y nos dijo que habíamos tenido mucha suerte ya que no todo el mundo ve la cascada tan “potente”. Resulta que las dos semanas anteriores a nuestra visita había estado lloviendo mucho y por eso bajaba tanta agua y el río Mestas iba cargadito. Realmente nunca me he alegrado tanto de que me lloviera en un viaje.

Chorrón ©Fotografía propia
Chorrón ©Fotografía propia

A la derecha, tenéis los 104 peldaños de piedra por los que ya se accedía al primer templo del que os he hablado antes. Algunos los suben descalzos y otros de rodillas, en señal de promesa. Ahora os voy a pedir que os fijéis en el elemento que hay en el lado contrario, a la izquierda del todo. Esa construcción de piedra es una fuente, la Fuente de los 7 caños, popularmente conocida como la fuente del matrimonio. Según la leyenda, los 7 caños serían un reflejo de los 7 sacramentos y la llaman del matrimonio porque la tradición asturiana dice que “La Virgen de Covadonga tiene una fuente muy clara. La niña que de ella beba, dentro del año se casa”. Yo no pude llegar a ella porque la lluvia había hecho subir “la marea” del estanque. Y como además estaba lloviendo, el suelo estaba encharcado y resbaladizo. No me fiaba yo de ir para pedir boda y acabar ahogada o, como mínimo, chorreando de arriba abajo.

La Campana o Campanona ©Fotografía propia
La Campana o Campanona ©Fotografía propia

Antes de proseguir con nuestro viaje, subimos por unas escaleras de madera hasta llegar a la campana, conocida popularmente como La Campanona. Sobre su superficie de hierro, tiene una serie de bajo relieves con imágenes tanto cristianas como paganas, obra de Francesco Saverio. La gran campana se expuso en la Exposición Universal de París en 1900, donde consiguió el primer premio de su categoría. En la década de 1950 volvió a España y se estableció en el Santuario.

Detalle de La Campanona ©Fotografía propia
Detalle de La Campanona ©Fotografía propia

Prosiguiendo el viaje…

Tras una breve visita a la tienda, al lado de la cual hay un proyector que está continuamente transmitiendo un reportaje de la historia del lugar (de donde saqué mucha información para elaborar este artículo), nos fuimos a nuestro siguiente destino. Digamos que el día fue muy productivo ya que empezó en Covadonga, siguió hacia la playa de Celorio, con breve parada para comer, y acabamos en San Vicente de la Barquera, por aquello de hacer la broma de ir a visitar a Bustamante. Más allá del chiste os recomiendo la visita, porque echas perfectamente la tarde y es un pueblo muy bonito. De vuelta a la casa rural decidimos aprovechar el parón de lluvia para visitar la Playa de Gulpiyuri, pero entonces empezó a llover y la visita tuvo que ser muy breve. Os cuento curiosidades de esta pequeña playa en otro artículo. Y para rematar el completo día, fuimos a cenar a una pizzería de Villaviciosa que se llama La Trigona, muy recomendable. ¡Hasta el próximo viaje!