¿Qué ocurría un dos de mayo de 1808 en Madrid?
Que el pueblo, cansado de las invasiones de los franceses, se levantó para luchar contra el enemigo.
Pensemos que Napoleón acababa de ‘invadir’ (entrar por la puerta abierta) en España. Y que su hermano José I estaba por subir al trono. ¿El pueblo estaba feliz con la situación? No… pero los franceses eran un ejército fuerte y poco o nada se podía hacer.
Y entonces la última gota colmó el vaso el 2 de mayo de 1808: una disputa delante del Palacio Real que acabó: con los franceses disparando contra la gente; con la mitad de los madrileños corriendo en dirección contraria y; por otro lado, con la otra mitad atacando.

Madrid se movilizó contra ellos y hubo batallas por toda la ciudad. Varios serán los artistas que representarán escenas bélicas y de la batalla, donde el pueblo lucha contra las tropas francesas.

La obra de Eugenio Álvarez es desgarradora, un momento captado donde muerte, odio y terror resaltan. Es el momento exacto en el que Juan Malasaña venga la muerte de su hija, Manuela Malasaña, ya sin vida en el suelo. El francés sobre el caballo (que tampoco puede más), tiene los ojos llenos de terror porque sabe que el final está cerca.
La familia vivía en la calle de San Andrés, en el barrio de Malasaña (que anteriormente se conocía como barrio de las Maravillas). Concretamente, vivían en la cuarta planta, desde donde Manuela le facilitaba a su padre los cartuchos para el fusil, para combatir contra las tropas.
Los hechos ‘fotografiados’ por Goya
Pero si hay una obra reconocible sobre el levantamiento seguramente sea la de Francisco de Goya. En esta obra asistimos a una fotografía de un momento concreto: en la Puerta del Sol los mamelucos cargaron sin piedad contra el pueblo.

Algunos aspectos interesantes de este momento escogido por Goya son:
- No hay héroes, todo son personajes anónimos que luchan por su libertad.
- Todas las miradas son de rabia y odio: tanto en un bando como en el otro.
- Y algo muy interesante: ninguna persona mira directamente al espectador, solo los caballos.
¿Y la resaca del día siguiente?
Recordemos los hechos: el día anterior el pueblo se había levantado contra el ejército francés y se habían creado revueltas, batallas y luchas por toda la ciudad. Se tomaron duras represalias y cualquiera mínimamente sospechoso o ligeramente armado era condenado a muerte. Hubo ejecuciones por distintas partes de la ciudad. Goya nos trae el trágico momento en la montaña del Príncipe Pío.

Es importante destacar que Goya demostraba cierta simpatía por los franceses, en lo que a ideas liberales se refiere. Pero tras estos hechos, deja clara su posición. Realiza en 1814 esta obra, para rendir homenaje a las víctimas, y se convierte en una de las primeras pinturas de guerra de este estilo.
Los protagonistas, como en la obra anterior, son héroes anónimos. Y la crueldad de la escena es evidente: muertos en primer plano rodeados de sangre, fusiles listos para volver a disparar a hombres asustados y, a la derecha, el siguiente grupo esperando su turno.
Aquí también podemos destacar 3 aspectos interesantes:
- Ambos grupos son anónimos pero los franceses no tienen cara. Son simplemente máquinas de matar. Los españoles tienen expresión y sentimientos: miedo, rabia, resignación…
- La luz de la obra sale del foco que hay en el centro, que ilumina totalmente al hombre con los brazos en alto.
- Todos usan ropas oscuras menos el ‘héroe’ central, remarcando su pureza. Algunos han querido ver en esta postura y colores la imagen de Jesús en la cruz.
Sea como sea, esta obra es considerada como la primera de arte moderno y sirvió de inspiración a Picasso en su Guernica.
Y para acabar, ¿sabías que el 3 de mayo es festivo en la Comunidad de Madrid?. Lo es desde 1983, momento en que se decide que el sacrificio y valor de los ciudadanos madrileños fue muy importante y digno de conmemorar.