Antes de hablar de su “Calumnia”, es importante saber quien fue Apeles, un renombrado pintor de la Antigüedad y pintor de la corte de Alejandro Magno en el siglo IV a.C. Aunque sus obras se han perdido, su legado persiste a través de descripciones literarias que contemporáneos hicieron sobre él. Durante el Renacimiento, Botticelli se inspiró en estas referencias para crear su obra.
Apeles fue un pintor de la Antigüedad, muy famoso y reconocido por su técnica. Nace y vive en el S. IV a. C, aunque no está claro donde nació exactamente. Lo que sí sabemos es que fue el pintor de la corte de Alejandro Magno, de hecho, los biógrafos del rey cuentan que tenía en gran aprecio al pintor, y que visitaba con frecuencia su taller. Esto también lo testimonian obras como la de Giovanni Battista Tiepolo.

Una producción artística desconocida
Se le considera una figura central en la historia del arte griego pero, lamentablemente, ninguna de sus obras han llegado a nuestros días. Tal y como le conocemos a él, conocemos su legado: a través de descripciones literarias.
Por suerte, durante el Renacimiento también tuvieron acceso a estas descripciones y pudieron replasmar algunas de sus obras, como ‘La calumnia de Apeles’. Sabemos que los artistas del Renacimiento buscaban revivir los ideales clásicos. Por lo que tiene sentido que un artista como Sandro Botticelli buscara referencias literarias antiguas para sus obras.
La calumnia de Apeles
Dentro de un edificio claramente clásico con vista al mar, encontramos a 10 personas que se dividen en 3 grupos bien diferenciados. La lectura de la obra se hace de derecha a izquierda:

A la derecha, sobre una especie de pedestal, vemos a un hombre sentado en un trono acompañado de dos mujeres. Si nos fijamos bien, vemos que tiene orejas de burro y que las mujeres las cogen y parecen querer convencerle de algo. Es el rey Midas y quienes le rodean son ‘la ignorancia’ y ‘la suposición’.
En el centro, una figura masculina con las manos en gesto de súplica pero con el rostro claramente enfadado es arrastrado por los pelos. Es Apeles, que con el ceño fruncido muestra lo molesto que está con la injusticia por la que se le está juzgando. Quien le arrastra es una figura femenina muy hermosa, que nos recuerda a otras mujeres representadas por Botticelli. Se trata de ‘la calumnia’, que lleva en la mano izquierda una antorcha encendida. Esta figura está siendo acicalada y peinada por otras dos figuras femeninas: la malicia y el engaño. Cierra el grupo un hombre que nos destaca visualmente porque va vestido con colores mucho más oscuros que el resto. Es la envidia, el encargado de llevar por el brazo a ‘la calumnia’ ante el rey, que debe juzgar.
Por último, a la izquierda encontramos una figura desaliñada cubierta casi por completo y muy oscura. Es la penitencia, que observa hacia atrás, con lágrimas en los ojos, al último personaje de la composición: la verdad desnuda.
El grupo del rey Midas

En este grupo encontramos al rey Midas en el centro. Sabemos que es él porque tiene orejas de burro, castigo que le otorga el dios Apolo. Le acompañan dos figuras femeninas muy hermosas que, como hemos dicho, son la ignorancia y la suposición.
Le cogen de las orejas y le hablan directamente ahí, mientras que el rey extiende su mano hacia la calumnia. Un factor muy interesante en el que podemos fijarnos es que el rey no está mirando al frente, hacia el grupo que se aproxima, sino que mira hacia el suelo. Esto significa que hará lo que escucha y no lo que ve, por tanto, errará. Porque la ignorancia y la suposición no son buenas consejeras…
El grupo central

En el centro y vestida de azul, una figura realmente hermosa pero con cara de suficiencia o, incluso, podríamos decir chulería. Camina con una antorcha, dispuesta a prender fuego a todo. Y arrastra por los pelos al calumniado Apeles.
Como hemos dicho, las otras dos figuras femeninas que forman el quinteto central son el engaño y la mentira, que están ‘adornando’ el aspecto de la calumnia, por tanto, volviéndola aún más falsa.
La envidia coge por la mano a la bella calumnia y nos da un contrapunto: mientras ella viste de colores claros y es preciosa, él va harapiento, descalzo y oscuro: la envidia se interesa de los demás pero no de su propio aspecto.
La verdad al desnudo

Con el pelo suelto, la ropa oscura y mirando hacia atrás está el arrepentimiento o la penitencia. Es una figura que metafóricamente mira hacia el pasado, por lo que necesariamente tiene que mirar hacia atrás.
La verdad desnuda, nos recuerda por su postura a la Venus. Podríamos incluso pensar que es ella, pero teniendo en cuenta que todas las figuras son alegorías, es complicado pensar que el pintor quisiera introducir una figura mitológica. Además, en los escritos que os mencionaba al principio se refleja claramente que es la verdad.
A la verdad la reconocemos por sus atributos: va desnuda. No tiene nada que ocultar. Además señala hacia arriba, a la intervención divina. Se parece mucho a la postura de Apeles, que también señala arriba y va semidesnudo. Podemos ver aquí una clara referencia a la verdad e inocencia del personaje.
La decoración del palacio
Como hemos visto, este no es un tema escogido al azar, sino que el artista quería dar una lección de moralidad. Principalmente, mostrando lo fácil que es el engaño y criticando las injusticias. Quizá, en cierta maneranos está hablando de la crisis política de su propia época…
A través de la representación del caso de Apeles, Botticelli nos habla de los peligros de la maldad y la mentira. El uso de las alegorías es frecuente en la historia del arte y, a través de ellas, los artistas podían educar a la sociedad. Ya que era más fácil reconocer figuras con determinados atributos que leer un manuscrito, lo que no estaba al alcance de todos.
Y al igual que los personajes, la elección de las esculturas y los frisos que decoran la estancia están para aportar dramatismo y fuerza a la escena. Entre las esculturas, encontramos principalmente personajes religiosos como Noé, Judith o Moisés. En los frisos se representen escenas mitológicas como la historia de Apolo y Dafne, Venus y Marte, algunos mitos que muestran castigos divinos o juicios de los dioses sobre los mortales…